Hoy en día vivimos en una sociedad llena de tanta maldad, que lo malo parece lo correcto y lo correcto parece anormal.
Trabajadores que protestan por la forma que los trata la empresa para la que trabajan, pero al mismo tiempo adulteran facturas y sustraen artículos de la empresa para su beneficio personal, (¡esto se llama robar!)
Normalmente nos quejamos de lo corrompida que están las instituciones militares y policiales, pero al mismo tiempo existen personas que cada vez que pueden sobornan con dinero a policías y militares. Hablamos día a día de lo corruptos que son los políticos de nuestra nación, pero al mismo tiempo existen personas que no pagan o se conectan ilegalmente a los servicios públicos. Llamamos ladrones a los dueños de supermercados por los precios que ponen en sus artículos, pero al mismo tiempo las cámaras graban muchas personas comiéndose los productos y dejando los empaques tirados por todos lados, (¡eso se llama cinismo!)
Perdemos nuestra integridad en pequeños detalles, por ejemplo, cuando la cajera del supermercado nos da el vuelto equivocado y no lo devolvemos, cuando nos tomamos el bolígrafo del banco, cuando sacamos una medicina del hospital para un familiar sin notificarles a nuestros superiores, cuando nos ponemos delante de alguien en una cola sin su permiso.
Hay muchos detalles en nuestro día a día que pasamos por alto y es una puerta que le abrimos al diablo para que destruya nuestras vidas. Si leemos Job capítulo 1 del versículo 6 al 10, nos daremos cuenta que cuando tenemos la conducta y aptitud que tenía Job, DIOS se encargará de nosotros en todas las áreas de nuestra vida.
1 Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.
2 Y le nacieron siete hijos y tres hijas.
3 Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales.
4 E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos.
5 Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días.
6 Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás.
7 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella.
8 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
9 Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?
10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra.
Para que un país cambie, no depende de que cambie la economía, ni las condiciones climáticas, ni sus oportunidades, solo hace falta que cambie su gente.
Ing. Johan Trujillo / http://www.obraluzdelmundo.org/
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